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lunes, 7 de marzo de 2011

Sorpresa reciproca

Era domingo, me levante temprano porque quería recompensarte por lo que habías hecho la noche anterior, así que me levante más temprano de lo de costumbre para invitarte a almorzar. Tenía deseos de cocinarte tu comida favorita pasta con camarones, así que me bañe y me puse lo más cómoda posible para envolverme en la labor. Use una camisilla, de esas que a veces dejas en el apartamento cuando duermes allá, unos shorts que poco dejaban a la imaginación pero que son muy cómodos, cabello recogido en un moño de bailarina y descalza. Te llame para hacerte la invitación y por supuesto no llegaras tarde. Tome mi ipod, siempre que estoy en la cocina me gusta inspirarme con música, sacaba los ingredientes de la nevera, cantaba y bailaba con ánimo. Al parecer baile más de lo que se suponía y perdí un poco de tiempo o tu llegaste antes de tiempo. Tocaste el timbre y al ver como no conteste asi que usaste tu llave y abriste, te quedaste en la puerta de cocina viéndome contonear y yo sin darme cuenta. Sentí tu presencia y me voltee y ahí estabas sabroseandome pero sin hacer nada. Me acerque a saludarte, te di un beso y te abrace, sentiste como mis senos se movían en tu pecho ya que no llevaba sostén puesto y eso te dio mucho gusto, te encantan mis senos. Me despegue de ti, te di otro beso y te dije ve al cuarto a ver televisión que aun no termino. Por un momento olvide que estaba en el apartamento y volví a cantar y bailar mientras picaba unos tomates, el sonido te hizo reaccionar y al parecer recordar lo que te provoco sentir mis senos en tu pecho, que saltaste de la cama y llegar a la cocina, me veías contoneando las caderas de un lado a otro, te acercaste y me tomaste de ellas, sentías ese vaivén y te gustaba, las pegaste a tu pelvis para que con el movimiento, mis nalgas rozaran tu pene, que poco a poco se fue endureciendo con el roce, metiste tus manos por entre la camiseta y sentía como subían por mi cuerpo, mi cintura, hasta que llegaste a tu tesoro, llegaste a mis pechos libres y los tocaste, acariciaste suave, con delicadeza, besaste mi cuello mientras lo hacías. Gemí al sentir el contacto de tu húmeda boca en mi cuello y tus manos abarcando mis senos por completo. Apagaste la estufa, me volteaste, besaste mis labios agarrándome del cuello, quitaste mi camiseta, dejando mi pecho al descubierto, tu boca se apodero de ellos haciéndome gemir cada vez mas de placer. Me volteaste otra vez, de espaldas a ti, tus manos que acariciaban mi pecho ahora bajan a mis shorts, los bajas junto a mis panties y yo levanto mis pies para que los quites, subes por mis piernas con tu lengua, las abres y deslizas tus dedos por dentro de ellas. Te paras, sutilmente me doblas hacia adelante, dejando mis nalgas a la altura de tu pelvis, tus manos, una me agarra por la cintura, la otra me masturba lubricando mi vagina. Sin dejar de masturbarme, quitas tus pantalones, dejando notar el deseo que sientes por mi en este momento, mis nalgas se pegan a ti y siento tu crecido, duro y excitado pene se pierde entre ellas. Ya no aguanto el deseo de tenerte dentro y lo notas por mis movimientos, por mis suplicas, por mis gemidos, por mis gritos y no dudaste en complacerme, pusiste tu extremamente delicioso pene en la entrada de mi excitada, lubricada, mojada vagina, la entraste con ganas, el vaivén de tu cuerpo penetrando en mi, es casi imposible de poner en palabras, excitante, placentero, orgásmico, son solo palabras que muchas veces no captan la vives del momento. Mi cuerpo comenzó a estremecerse y mas al sentir el calor de tus jugos dentro de mi, sentí como caíste en mi espalda totalmente exhausto, no termine de cocinar, nos bañamos, vestimos y salimos a comer fuera. Aunque mi intención era sorprenderte, creo que tú lo hiciste conmigo.   

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