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martes, 13 de marzo de 2012

“NUESTRO PRIMER ENCUENTRO”

Llegue a su hotel a la hora adecuada, luego de miles de conversaciones, millones de textos, voces explotando en erotismo y pasión desatada  deseos de estar uno dentro de la piel del otro. No hicimos planes, no había expectativas pero aun así, al fin tenerlo frente a frente aceleraba mi pulso de forma casi enfermiza.  Me senté en el lobby y marque esas teclas con más miedo que vergüenza por última vez, estoy acá, donde estas tu, le pregunte… ya voy bajando me dijo y como si fuera a presentarme a un jurado mi inquietud se aumento.
Quedamos en solo tomarnos un trago, pero el ardor desbordado en esas palabras algunas veces tan explicitas otras tan imaginativas, otras tan sucias y deseadas y otras tan cariñosas como solo el podía decirlas, hacían que dudara de mi propia ecuanimidad en su presencia.
Quería causar buena impresión aunque ya nos habíamos visto miles de veces, pero como toda mujer sabe usar sus armas no iba a dejar las mías a un lado, lencería provocadora, tacones altos, y un vestido entallado pero a la vez holgado, con un amplio escote en la espalda. Femenina, sensual y provocativa pero sin llegar al extremo, sensualmente encantadora.
Llego por mi espalda, lo sentí detrás de mí, supe que era el aun sin voltearme, acerco su boca a mi cuello, solo rozo sus labios cerca de mi oído y me susurro, al fin te tengo donde quería… El sonido de su voz, las vibraciones del sonido en mi oído, el roce de sus labios en mi cuello, entonces lo supe… Todos los mensajes eróticos llegaron a mi mente, el sexo imaginado, interpretando toques ordenados por su voz, la humedad tantas veces producidas, llegaron a mi mente, podía postergarlo tratando de acudir a la ecuanimidad, pero el final era inevitable.
Puso sus manos en mi cintura, pego su cuerpo al mío de tal forma que sentí el latido de su pecho en mi espalda desnuda, susurro otra vez en mi oído, vamos por esa copa? Mi intención era decirle no, vamos a tu habitación, pero asentí casi gimiendo.
Fuimos al bar el puso su mano en mi espalda y mis ganas iban en aumento. Nos sentamos frente a frente y las miradas, algunas lascivas otras tiernas, otras dio paso a lo que sería nuestra conversación. Tomamos una botella entre risas miradas y palabras. No aguante las ganas, acerque mi boca a la suya y lo bese. El beso fue prolongado, su boca, el vino, su lengua… la ropa me estorbaba… subimos  a mi habitación… palabras mágicas. Ecuánimes personas hasta que las puertas de la habitación se cerraron. Se abalanzo sobre mí como un tigre dispuesto a devorar su presa. Sus besos eran feroces, no se si me comía o me besaba, sus toques aunque rudos eran pasionales. Pego mi cuerpo a la pared y me desvistió con velocidad aterradora, pero el miedo se convertía en deseo, deseo de que no se detuviera, deseo de sentirlo en mi piel, deseo de sentirlo dentro, deseo de que me llevara a donde sus letras lo habían hecho. El deseo acumulado, la lujuria contenida se desbordaba en aquella habitación.
Sus manos en mis pechos, llevándolos a su boca, sus dientes afilados, mordidas que me hacían gritar y a la vez desearlo más. Me volteo contra la pared, primero mordió mis nalgas, y su boca se dirigía hacia arriba, mordía mis hombros, sus manos en mi pecho, su caliente piel pegada a la mía, apretaba mis senos con  deseo, su otra mano se dirigió al sur, abrió mis labios y me penetro con sus dedos, era tal cual lo había imaginado, tan pasional, tan caliente, tan erótico, tan orgasmeante. Sus dientes se clavaban en mis hombros, mi pecho pegado a la pared, y apretados con sus manos, me masturbaba mientras su miembro crecía en mis nalgas… sus manos llenas de mis jugos, mis gemidos enloquecedores y sus sucias palabras, mi orgasmo no espero… temblando pegada a la pare y de espaldas a el, llevo su mano mojada a mi boca, lamí sus dedos, me nalgueo y se separo de mi…
Se sentó en la cama a mirar como recuperaba la vida, tocando su muy endurecido miembro, lo mire y ahí justo en el borde de la cama era mi turno de venganza sexual. Me acerque a el cómo felina a devorarlo, mis piernas a su alrededor, hacían que quedara justo su miembro con la en entrada de mi sexo aun caliente y palpitante. Me abrace de su cuello y fui penetrándome por el suavemente mientras mis ojos ardientes no dejaban de mirarlo. Es ahora mi turno le dije y comencé a moverme encima de el como taibolera en un lapdance. Gemidos salían de su boca, los cuales calle con mis besos, mi lengua dentro de su boca mientras lo cabalgaba cual caballo salvaje entre mis piernas, aparte mi boca de la suya mientras mi espalda se arqueaba, me agarre fuerte de su cuello, mis movimientos eran mas rápidos, su virilidad llegaba mas profunda. Su vista, yo cabalgándolo mis senos casi al alcance de su boca pero el arco de mi espalda no le permitía alcanzar. Sus manos clavadas en mi cintura mis gritos llegando al clímax, su miembro palpitaba dentro de mi tan intenso rozando tan placenteramente mis adentros. El orgasmo fue mutuo. Caímos uno encima del otro en la cama, extasiados de lo que había sido “NUESTRO PRIMER ENCUENTRO” 

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