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jueves, 10 de marzo de 2011

amor, dulce amor

Anoche llegaste cuando ya estaba dormida, yo estaba en la cama en mis pijamas de costado en posición fetal, me veía según tu tan dulce que solo te acostaste detrás de mí, me besaste justo detrás de la oreja y tu brazo me abrazo por la cintura, yo entre sueños te sentí y me acomode para dormir entre tus brazos.
Esta mañana no te encontré en la cama, solo una nota que decía, me desperté temprano y te observe dormir, te veías tan tranquila y relajada que no quise despertarte, te dejo todo mi cariño en esta nota y te veo más tarde. Regresaste cuando ya estaba en el baño, oíste la ducha y fuiste hasta allá, metiste una rosa por la entre la cortina, rozaste mi cuerpo mojado con ella, te mire con una gran sonrisa y te di un beso mojado, no entraste a la ducha, tan solo me veías enjabonar todo mi cuerpo, subiendo desde mis pies, hasta llegar a mis brazos, te encanto ver la espuma cubrir mi cuerpo y luego desvanecerse en la ducha. Ya en la habitación, no aguantaste las ganas, aun estaba un poco mojada de la ducha, pero me tiraste en la cama, quitaste mi toalla y tus ojos recorrieron mi cuerpo como la boca de un amante apasionado, tenías una mezcla entre pasión, deseo y ternura que no lograba descifrar lo que en pensamientos me estabas haciendo. Te acostaste a mi lado y con la rosa acariciabas mi cuerpo, subías y bajabas por todos los rincones, sentía como si me pintaras con ella, sentía como la piel se erizaba con cada roce. Dejaste a un lado la rosa y tus dedos imitaron el recorrido, tu deseo por mi esta mañana era sutil, no tan pasional, tan lujurioso como en otros momentos, querías hacerme el amor con todo tu ser con toda tu piel, no del modo convencional de sexo con sexo.Tus manos, si tus manos, se movían por todo mi cuerpo, recorriéndolo, grabándolo en tu memoria, sonreías cada vez que encontrabas un punto donde me hicieras reaccionar con un suspiro, con un gemido, tenías esa cara de niño, esos ojos dulces y a la vez traviesos cuando encuentran un tesoro que no quieren compartir. Seguías en tu tarea de cómo en una canción encontrar los puntos exactos donde exploto al amar. Mis gemidos y mis suspiros te gritaban que te quería, que te necesitaba, que ardía por ti. No me ignoraste pero tampoco me complaciste, no al menos de la forma en lo requería. Ahora era el turno de tus labios, labios que me recorrieron que se grabaron en mi piel como un mapa, mapa de rutas y direcciones que me llevaban al cielo, miles de rutas distintas por donde hacerme vibrar de placer. Estabas tan controlado, excitado, lujurioso, pasional, pero centrado en tu misión de tenerme con todos los sentidos. Luego de que tu boca me llevara por lugares desconocidos, te desnudaste, ya comprendía como querías amarme y entre en tu mundo, te observaba con detalle, recorría tu cuerpo desnudo con la vista y eso me provoco un placer enorme. Te acostaste sobre mi y sentimos ese calor que solo dos cuerpos unidos pueden producir, mentalmente sentía que tu cuerpo se fundía con el mío, ya no eras tu, ya no era yo, éramos nosotros unidos en una sola carne. Cambiamos de posición ahora era mi turno de explorarte, de que mis manos se aprendieran tu cuerpo, que mi boca descubriera tus puntos como estudiante de anatomía preparándose para un examen de vida. Esta mañana no hubo besos, no hubo penetración, pero el orgasmo que tuve fue más intenso que en otras ocasiones. Me lleve la rosa al trabajo y cuando la veo, me transporto al momento y te siento otra vez. 

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