Era un caluroso día de verano, cansada de esperarte me tire en la cama, como era un día caluroso solo me quede en mis tangas, esas tangas de encaje negro que tanto te gustan.
Prendí el ventilador y me acosté boca abajo a leer revistas. Poco a poco me quede dormida, llegaste un rato después, yo apenas dormitaba, pero me hice la dormida, un poco molesta por tu tardanza, prendiste la luz del pasillo para no despertarme, la luz que entraba por la puerta daba justo a la cama, la imagen que te daba entre luz y penumbras, era la de mi cuerpo casi totalmente desnudo, cubierto solamente por unas tangas de encaje negro que aunque ciertamente, no dejaba nada a la imaginación, al mismo tiempo la encendía haciéndote pensar en las posiciones más morbosas.
Sentía tus pasos por toda la habitación, tratabas de hacer silencio, pero a la vez querías que me despertara, te oía suspirar y respirar. Por la forma en que te movías respirabas y suspirabas, se sentía que estabas excitado y algo desesperado, ya que tus intentos de despertarme no eran exitosos.
Te acostaste a mi lado y comenzaste a acariciar mis piernas, rozabas tus manos desde mis tobillos hasta mis nalgas yo ya estaba igual de desesperada por tenerte pero seguía haciéndome la durita.
Sentía como mi piel se erizaba cada vez que tus dedos la tocaban. Pero un suspiro traicionero se me escapo, seguido de un mmmmmm que te dieron a entender que ya no dormía, sentir que estaba despierta, elevo tu libido al máximo porque lo que eran caricias tiernas se transformo en desenfreno y pasión. Besaste, mordiste, agarraste mis nalgas, las lamiste, las estrujaste como quien por fin obtiene lo que desea y puede disfrutarlo a sus anchas. Yo aun estaba boca abajo, mordiendo la almohada para no gritar, quitaste, con mucho cuidado mis tangas, abriste mis piernas y llevaste tu boca hasta mi vagina, mmmmmmmmmmmmm ya mis gemidos eran claramente oídos por ti. Sentí tu lengua dentro de mi vagina ya bien lubricada pusiste una almohada en mis caderas para darles un poco de altura. Te recostaste sobre mi espalda, pusiste una de mis piernas por detrás de las tuyas, para hacer que tu pene entrara mas cómodamente en mi jugosa vagina
Entraste tu pene suavemente, estaba tan engrosado que lo sentía en las paredes de mi vagina como si fuera mi primera vez
Ambos bailamos un delicioso ritmo lleno de placer, tus embestidas hacían que yo moviera mis caderas hacia las tuyas para sentir mas y mas como tu pene llegaba a lo más profundo haciéndome gritar jadear gemir
Te agarrabas de mis hombros para llegarme más dentro y yo gritaba cada vez que entrabas dentro de mí, ese rico baile hizo que sudáramos en esa noche tan caliente. Tu me embestías con más fuerza y yo meneaba mis nalgas contra tu pelvis Llegue a mi rico orgasmo al mismo tiempo que mi vagina se llenaba de ti, esa sensación de ese liquido caliente dentro de mi fue más que rico
Te quedaste encima de mí, besando mi espalda mientras ambos recobrábamos el sentido y nos íbamos desacelerando
Nos fuimos a bañar, cambiamos las sabanas sudadas.
Esa noche dormimos desnudos entre besos y caricias
Muy dulce el blog me gusta
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