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viernes, 27 de enero de 2012

Redecorando su oficina

Llegue a su ya muy conocida oficina luego de tantas coquetas visitas, pero hoy, hoy estaba decidida a llevar el coqueteo a otro nivel. No use tácticas visuales, no use ropa provocativa, solo lleve mi actitud, esa que hacía que quedara con ganas cada vez que nos veíamos. Cruce el umbral de su puerta, el hablaba por teléfono, me miro y me indico que me sentase mientras terminaba su llamada.
Tantas veces habíamos fantaseado con hacerlo en su oficina, tantas veces habíamos intercambiado mensajes describiendo como lo haríamos pero no nos atrevíamos a ser más que 2 coquetos intercambiando erotismo escrito. Aproveche que el miraba por la ventana, le envié un mensaje de texto diciéndole “hoy le ponemos fin a la espera, hoy re-decoramos tu oficina con placer”.
Termino su llamada y reviso el mensaje que hacia su blackberry parpadear, me miro, sonreí coquetamente mientras desabrochaba la camisa que llevaba puesta, el siempre presto a los detalles corrió a la puerta y la cerro con seguro sin ni siquiera dejar de mirarme, yo seguía desnudándome. Por un momento dudo de si sería capaz, pero yo no dudaba de mis actos. Me quede solo en lencería y me dirigí al mueble. El siguió mi curveada figura hasta el mueble, me ayudo a recostar y hábilmente se coloco sobre mí, bajo mis tangas con la ayuda de sus dientes mientras sus manos sacaban mis senos de mi brasier. No tuvimos chance de saludarnos pero su boca supo encontrar mis labios con la ansiedad de quien al fin obtiene lo que tanto deseó, expuso mi sexo a su boca y sin pausas comenzó a lamerlo, abrió mis labios con delicadeza y su lengua penetro lo más profundo de mi ser. Se sentía la lujuria cada vez que su lengua me penetraba. Yo gemía de placer pero tapo mi boca con su mano para evitar que el ruido descubriera nuestra osadía.
Cuando mas excitada estaba y mis gemidos salían por entre los apretados espacios de sus dedos, se incorporo para desvestirse, cosa que hizo con asombrosa prontitud, su sexo era imponente, de esos que vez en las pornos más ardientes, lleve mi boca deseosa pero levanto mi cara mientras me decía susurrando, no es ahí donde lo quiero, me agarro de las nalgas y casi cargada me pego a la pared, mis piernas abrazadas a su cintura mis brazos apoyados de sus hombros, la fría pared en mis nalgas y su caliente hombría penetrándome con rudeza. Sus embestidas eran fuertes lo sentía tan dentro de mi, que pensé que me destrozaría, era como una violación pero una violación placentera y aceptada.
Mordí sus labios para no gritar, calle mis gemidos dentro de su boca, su cuerpo me apretaba contra la pared, y su sexo me penetraba con mas ardor y deseo… mientras mas lo mordía mas duro me penetraba. Su pecho aplastaba el mío, mis manos arañaban su espalda, éramos dos animales salvajes regocijados de placer.
Sentí su caliente deseo escurrir por mis muslos y sus gritos apagados dentro de mi boca. Abrazada con brazos y piernas aun de su cuerpo me llevo otra vez al mueble.
Quito mis brasiers y al sentir mis pechos en sus manos el deseo lo invadió de nuevo, ese deseo animal que se había guardado, que se había acumulado en tantos eróticos mensajes. Las llevo a su boca y las mordió mientras sus manos buscaban mi ardiente sexo. Sus manos jugueteaban dentro y fuera de mi vagina haciéndome contraer mientras su boca devoraba mi pecho. Su verga volvió a endurecerse y al sentirla debajo de mi cuerpo lo invite a ponerse debajo de mi mientras yo me sentaba placenteramente bajando suave por su hombría, moví mi cuerpo al ritmo de una música inexistente, un ritmo erótico y pasional que me indicaban cuando subir, cuando bajar rozando su miembro dentro de mi ser. Sus manos no dejaban de acariciar mis senos, los pellizcaba deliciosamente mientras los arropaba con toda su mano, apretándolos con deseo. Me movia mas rápido y como en venganza a las mordidas anteriores apretaba mas duro mis pechos, y me excitaba mas. Mis sensaciones eran incontrolables sentía como si todo mi ser se escapaba de mi, dejando solo un cuerpo agitado, tembloroso y placido encima de el. Cuando regrese a mi estaba tirada sobre su pecho y el con una sonrisa triunfal solo abrió su boca para decirme, re-decora mi oficina cuantas veces quieras. 

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