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viernes, 19 de agosto de 2011

Negra Seducción


Llegaste a eso de las 9 de la noche, había sido un día muy agotador, oí desde la habitación tus pasos lentos desde la puerta, entraste a la habitación y ahí estaba yo… tirada en la cama,  zapatos negros de tacón fino con puntera donde se apreciaban mis uñas pintadas de rojo sangre, medias oscuras que llegaban a la mitad de los muslos donde eran sostenidas por unos sensuales ligueros de encaje negro. Debajo de estos unos lindos y coquetos panties que hacían juego, sus encajes parecían dibujados encima de mi redondo y delicioso trasero. Tus ojos seguían subiendo recorriendo con memoria fotográfica mi anatomía, pasando por un vientre plano, mi ombligo que invitaba a ser usado como copa y tomar cualquier liquido de él, llegas a mis pechos cubiertos por unos pushup bra que terminan el juego de lencería fina y provocadora.

Al cuello un  clásico collar de perlas, mis labios carnosos, besables, seductoramente coloreados con el color de la pasión... rojo!!!, mi cabellera negra ondulada perfumada con olor frutal, en conjunto y con la luz semi apagada era como una visión de esas que aparecen en las revistas de Victorias Secretes.
Me paró de la cama, me acerco a ti con los movimientos de una leona que ya ha detectado su presa, mis ojos no se despegan de los tuyos, te quedas inmóvil, sabes que estás preso y que no podrás escapar. Acerco mi cara a la tuya, mi boca se apodera de tus labios, el beso es placentero ardiente y a la vez doloroso porque mis dientes comienzan a mordisquearte… mis manos te desvisten con furia, como si tu ropa me estorbara en el camino de llegar a mi meta, acerco mi boca a tu oído mientras mis uñas van arañando cada centímetro de tu desnuda piel… mi lengua bordea tu oreja y con voz sensual te digo… “cogemos o estas cansadito…”
Mis palabras desatan tu furia, antes tan inmóvil y preso, te conviertes en un fiero animal, siento tus dientes clavarse en mis labios y los gemidos comienzan a salir de mi boca, me lanzas a la cama y tus manos casi arrancan mis prendas, siento tus uñas arañando mis caderas mientras bajas mis panties, tu lengua saborea el rastro que dejan las marcas de tu rudeza en mi cuerpo… siento tus dientes, tus labios, tu lengua en todo mi cuerpo, tomas mis senos y el dolor, ardor y placer que me provocas a través de ellos hacen que mis gritos se oigan en todo el apartamento. Tus manos se deslizan por mi espalda, queriendo llegar pronto a mis nalgas, mientras tus dientes, llegan a mis hombros marcando mi piel, éramos un par de bestias, dispuestas a consumirse en el placer,
Me giraste con rudeza, yo forcejeé un poco, sólo para hacer más interesante el momento, pero al sentir tus dientes cruzando mi espalda, tus manos acariciándome por detrás de las piernas, cuando de la nada, sentí tu lengua abrirse paso entre mis nalgas…tuve que tomar una almohada para callar mis gritos, mis gemidos, sonidos ensordecedores y placenteros que salían de mi boca, sentía tu lengua entre mis nalgas, sentía tus dientes morderme, tus manos apretarme como si fuese a escaparme. De pronto tus manos se agarraron de mis hombros, tu boca llego a mi cuello, sentía como la dureza de tu cuerpo penetraba entre mis nalgas y de un solo empujón comenzaste a penetrarme. Llevaste una mano a mi boca para callar mis gemidos, pero al sentir tus dedos en mis labios comencé a chuparlos, lamerlos y mordisquearlos y esto aumentaba tu éxtasis haciendo tus embestidas más rápidas y placenteras, te corriste entre mis nalgas, sentí tus líquidos bajar por entre ellas hasta mojar mi vagina.
Te tumbaste encima de mi hasta despertar tu libido otra vez, cosa que fue casi instantánea, aun de espalda a ti, hincado sobre la cama, mis nalgas aun arropando tu sexualidad, tu boca en mi nuca… sentía tu respiración, tus labios rozándome, haciendo que mi piel se erizara al sentir tu contacto. Tus manos acariciaban mi cuerpo, no eras sutil, no eras dulce, pero Dios como eras de placentero, llegaste a mi vagina y tu mano comenzó a hurgarla, estaba tan mojada que tus dedos entraban y salian de mi con tanta facilidad… el espejo frente a mi, me mostraba como tus manos me acariciaban tan fuerte que casi me marcaban, tu cara que se perdía entre mi nuca, podía sentir como tu verga se endurecía entre mis nalgas. Te sentaste encima de tus piernas y yo al sentarme encima de ti iba metiendo suavemente tu verga entre mis nalgas… subía y bajaba en ti mientras tu no dejabas de masturbarme… ambos nos mirábamos en el espejo y el éxtasis nos llenaba de energía, los movimientos eran mas rápido, mas mas. El orgasmo fue intenso y a la vez agotador, caímos en la cama, bañados en sudor, nos duchamos, nos besamos y nos acostamos, quien sabe a lo mejor podíamos repetir…  a la mañana siguiente desperté al lado de una nota que decía me encanto tu NEGRA SEDUCCION 

1 comentario:

  1. La soledad, el silencio y la rutina; la inoportuna llamada, el consuelo del vicio, tú esperando demasiado; Las cortinas medio echadas, el tiempo muerto... el cansancio del vago; la lucha, el devenir, perder el norte; contigo, sin ti, huir de todos... de mí.

    Desde aquí hasta tu recostado cuerpo se deshace el hielo que nos separa por la mitad, como el filo de la vigilia con el sueño, como la linea de la ficción con la realidad, como la razón con la locura de poseerte.

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