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lunes, 30 de mayo de 2011

Mi primer beso

Era sábado en la tarde y Ella, llego como siempre solía hacerlo sin avisar... para mí era uno de esos días en que no tienes ganas de nada porque recuerdas a tu ultimo amor y la razón de no estar entrepiernada con él en una tarde de sábado. Cuando le abrí la puerta, su sonrisa como siempre alumbro la habitación y no tuve más remedios que olvidar esos pensamientos entristecedores y dedicarme a ser la mejor de las anfitrionas con mi inesperada pero alegre visita.
Vestía "casualmente" matadora, sandalias sin tacón, minifalda de mezclilla que dejaban ver en toda su longitud ese par de hermosas piernas, un top de color verdoso que hacían resaltar la redondez casi perfecta de sus senos, el color de su top sin duda hacían resaltar sus bellos ojos color avellana contractando con su largo y ondeado pelo color chocolate bellamente adornado con un pisa pelo de flores.
Esta hermosa figurita estaba parada en mi puerta, un six pack de cervezas en la mano y películas en la otra, y en ese rostro sin maquillar una sonrisa y mirada cómplice que me decían que haría cualquier cosa para sacarme de la melancolía en la que estaba sumergida.
Pasó a la sala y se recostó en el sofá mientras yo me dirigía a la cocina a poner a enfriar las cervezas y pedir unas frías para iniciar la que parecía una prometedora tarde... Ambas con cerveza en mano comenzamos a hablar tonterías de nuestras aventuras y desventuras en la vida. No sé el tiempo que había trascurrido de charla ni por donde iba nuestro contenido de alcohol en la sangre cuando de repente me pregunto... Quien fue tu primer beso??? Pero no hablaba de quien fue aquel que rozo mis labios de niña y me hizo erizar la piel por primera vez, ese, ese ya ella lo sabia...
Ella se refería a mis otros labios... Nunca habíamos tocado el tema sexual por lo que me sorprendió que cayéramos en el tema.
No lo recuerdo le respondí, pero ella no quiso abandonar la conversación así que lo que inicio como tontería ya tomaba otro matiz 
Estábamos ambas recostadas en el sillón, de frente una a la otra, ella entre su interrogatorio me miraba de forma lasciva y sus preguntas eran mas como si mas que saber quien fuera saber cómo me había hecho sentir... Llegamos al nombre y bueno resulto que vagamente recordé que había tenido mejores orales que ese en particular... Apuesto a que yo hubiera podido hacerlo mejor me dijo sin pensarlo 2 veces, y esas palabras me aceleraron el pulso, no creía lo que ella me estaba insinuando... Quieres que te muestre, me dijo y salí de todo tipo de pensamiento para mirarla a los ojos, asustada pero a la vez extasiada de mi respuesta. Tú no te atreverías, le dije... Y sin ni siquiera mirarme se paro del mueble, tomo el último trago de la botella que sostenía, me tomo de la mano y sin decir una palabra me llevo a mi habitación, no fue necesario cerrar ninguna puerta ya que estábamos solas. Me pego a la pared justo al lado de la puerta, no necesito ninguna fuerza para sujetarme, su boca suave y delicada, sus labios carnosos pero no tanto, se pegaron a los míos y comenzaron algo que me hizo elevar al cielo de un solo golpe, su beso era algo que nunca había sentido, labios que me sabían a cherries y que eran igual de suaves y delicados como unas cerezas... Sus manos eran diestras, cuando baje del cielo ya estaba desnuda y sentía sus manos tibias acariciándome, sentía mi piel erizándose por donde quiera que pasaba sus suaves dedos literalmente sentía que pasaban fuego por mi cuerpo. Se aparto de mi, me coloco en la cama y se desnudo frente a mi con inigualable coqueteo, me sorprendió lo que pensé, pero diablos como deseaba esa mujer, su boca comenzó a rozar el interior de mis piernas y fue así subiendo por mi cuerpo, no se detuvo hasta llegar a mis pechos, dios lo que esta mujer estaba haciendo conmigo era algo que nunca antes había sentido y que por mucho superaba a lo que imaginaba sentir. Chupo, mordió, lamio, mis pezones como quien desata una furia que tiene guardada por años. Sentí como su mano se deslizo hacia mi ardiente sexo, esta mujer me estaba haciendo arder de la forma más placentera posible, sus dedos rozaban mi clítoris de una forma que ni yo misma lo hubiera hecho, debo decir que su destreza en estos asuntos era asombros, mi orgasmo no se hizo esperar, me retorcí en la cama, mi espalda se arqueo que hasta pensé que rompería mi espina dorsal… luego de que mis 5 sentidos volvieron a mí, que la vi, que la escuche, que la sentí a mi lado, que olí su dulce perfume de frutas silvestres y que sentí en mis labios el jugo dulce de su saliva, ella chupando los dedos que había impregnado con mis jugos, me susurro, por fin confirme lo rica que estas, ahora si me permites te daré tu primer beso y esta vez nunca lo olvidaras… dicha estas excitantes palabras que hicieron vibrar en lo más profundo de mi oído, sentí su lengua en mi sexo, como su boca lo chupaba todo, no dejaba que una gota de éxtasis se escapara, sin duda esta mujer podría dar clases sobre como infundir placer, sentí como besaba mis labios vaginales de la misma forma en que me había besado en la boca minutos atrás, y sentía como el placer recorría todo mi cuerpo sin dejar ni un centímetro, bebió de mi interior mientras su lengua me recorrían por dentro, le entregue otro orgasmo, más fuerte que el anterior, desde ese momento con el cuerpo sin aliento, sin sentido, tembloroso, supe que amaba esa mujer, la mujer que sin duda alguna me dio MI PRIMER BESO…
 


1 comentario:

  1. Fue un verano en la casa familiar de mis abuelos paternos, en la Mancha, la tierra de D. Quijote. De esas casas antiguas típicas Manchegas, donde las habitaciones se distribuyen entorno a un gran patio central y dos plantas, de paredones maestros y ventanas todas al patio, excepto las de la fachada, esto confiere al interior unas estancias frescas y poco iluminadas. El lugar ideal para huir del asfixiante calor estival de la ciudad. Por aquel entonces, esto que cuento, era cuando por mi edad no alcanzaba al llamador de hierro con forma de puño cerrado de la puerta principal y mi mejor amigo era una mascota, una gata negra a la que llamaba chifucita. Esta linda gatita era el juguete preferido de un niño díscolo y soñador que le hacia las veces de bebe, soldado, pistolero, indio... el pobre animal no me podía ni ver y cada vez que me acercaba a ella salía disparada a guarecerse de mi a la alacena, al sótano de la casa o al gran patio trasero, lugar este donde antiguamente guardaban los coches de caballos, cubierto de sombra por una imponente parra de grandes hojas y hermosos racimos de uvas tintas de mesa.
    Ese día corría tras ella después de escaparseme de una de mis volandas por los aires, pues me habian dicho que aparte de siete vidas, los gatos siempre caen de pie sobre sus cuatro patas. El animal corría como alma al diablo y yo tras ella y aprovechó la puerta abierta del patio trasero para huir por el. No pude ver qué hizo ni donde se escondió de mi, entonces mi búsqueda se centró en las cocherizas, estas tenían unos portones de cuartizos anchos de madera que no llegaban a tocar el suelo y supuse al perderla de vista, que había sido allí por donde se habia metido. Cuando intenté abrir la puerta y vi que no podia, me puse a gritos a suplicarle que saliera, "ven chifucita, que soy tu hermanito" hasta tres veces le rogué y mi sorpresa fue que la puerta se abrió y de ella salieron mi hermana y una prima, mayores que yo, ya adolescentes, con un gesto extraño y airado, enfadadas, tal vez, pensé, por que las había sorprendido fumando, pero me di cuenta enseguida que allí no había ni humo ni cigarrillos. Qué estarían haciendo entonces, no lo supe nunca, lo mismo se estaban dando su primer beso.

    (vale, vale, como eres... la próxima vez me hago yo un blog)

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