Anoche luego que me despedí de ti, sentí unas ansias de tenerte que solo pude saciar imaginándote, mi mente perversa estaba contigo, mientras mis manos recorrían mi cuerpo imitando lo que en mi mente hacías.
Lo primero que imagine fue que estabas recostado y yo ponía mi sexo entre tu boca aprisionando tu cara entre mis muslos para no dejarte escapar. Tus manos me agarraron de las nalgas como pudieron y así yo no me escapara. Abriste tu boca y tu húmeda lengua inicio a pasearse de adelante hacia atrás en esa línea que divide mis labios, movimiento excitante en el los separaste para encontrar la entrada a lo que andabas buscando. Yo por mi parte recostada en mi cama, imite el movimiento de tu juguetona, rica y placentera lengua con mis dedos, paseaban de adelante a atrás abriéndolos y con esto dando paso a la entrada de un mundo de placer.
Lo primero que imagine fue que estabas recostado y yo ponía mi sexo entre tu boca aprisionando tu cara entre mis muslos para no dejarte escapar. Tus manos me agarraron de las nalgas como pudieron y así yo no me escapara. Abriste tu boca y tu húmeda lengua inicio a pasearse de adelante hacia atrás en esa línea que divide mis labios, movimiento excitante en el los separaste para encontrar la entrada a lo que andabas buscando. Yo por mi parte recostada en mi cama, imite el movimiento de tu juguetona, rica y placentera lengua con mis dedos, paseaban de adelante a atrás abriéndolos y con esto dando paso a la entrada de un mundo de placer.
Tu lengua comenzó a entrar y salir de mí y yo empecé a moverme agarrada del espaldar de la cama en sentido contrario a tu lengua provocando así lamidas más fuertes y que tu lengua penetrase más hondo. De este lado del universo mis dedos penetraban lo más profundo de mi vagina asemejándose a lo que producía tu lengua en mi imaginación, me puse boca abajo y a tu solicitud tres dedos hacían el trabajo de lo que en mi mente hacia tu lengua.
Miraba tus ojos, se veían complacidos, se notaba que estabas encantado de la tarea que estabas realizando, tus manos apretaban mis nalgas con furia y me nalgueabas a tu gusto.
Me corrí en tu cara, mis movimientos cesaron, no querías soltar mis nalgas, ni que yo me desmontara de tu cara, seguís chupando mi orgasmo como si no fueses a tenerme otra vez, te sentías tan extasiado, con deseos de seguir extrayendo mis jugos, mirarme desde esa posición, mi sexo en tu boca, mis pechos saltando por el movimiento y mi cara en éxtasis era toda una delicia.
Moje mi cama, el orgasmo que tuve fue tan deliciosamente placentero, que mis jugos llenaron mis manos y mojaron mi cama.
Hoy solo pensé que tenía que contártelo. Hasta en pensamientos me pones loca…
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